jueves, 15 de julio de 2010

DECLARCIONES

El invitado
Nico estaba cumpliendo años. Sus padres le hicieron una fiesta, como siempre. Le hacen fiesta por todo, ¿sabe usted? Porque si y porque no. Ésta, en particular, estaba aburridísima. Los niños correteaban jugando por la sala del apartamento. Ya habían roto la piñata y se inventaban cualquier cosa para seguir jugando. Los adultos se apilaban en un rincón e intentaban mantener una acalorada discusión sobre asuntos molestos. Yo observaba toda la situación desde mi silla, al fondo de la sala.
En el momento en que le iban a cantar el feliz cumpleaños Ana lo alzo en sus brazos. Cuando empezaron a aplaudir y a felicitarlo, se escuchó que alguien decía: “¿Dónde está el cumpleañero?” Nico volteó la mirada y se asustó. Emitió un grito desgarrador y empezó a llorar. No era para tanto, ¿sabe usted? Siempre he dicho que ese niñito es un malcriado.

La madre
Era el cumpleaños de mi hijo Nico. Cumplía cinco. Se crecen muy rápido, ¿no es verdad? Raúl y yo queríamos hacerle una fiesta como todos los años. Una fiesta como Dios manda. Invitamos a sus amiguitos del jardín y a los familiares más cercanos.
Mientras los niños jugaban Raúl y yo preparábamos todas las actividades y atendíamos a los invitados. Después de romper la piñata y cuando ya todos entraban en calor, decidí que era hora de cantar el feliz cumpleaños. Saqué el pastel de la cocina y lo puse encima de la mesa. Llamé a Nico emocionada. Estaba a punto de darle su sorpresa. Lo alcé en mis brazos y me ubiqué en frente de la mesa, para que todos nos vieran.
Empecé a cantar y todos me siguieron. Estaba segura de que Nico se sorprendería gratamente. Lo haría al terminarse la canción. Estábamos aplaudiendo cuando escuché que alguien gritaba: “¿Dónde está el cumpleañero?” Me sobresalté. Tal vez porque Nico pegó un brinco fuertísimo o porque la voz era tan chillona que me penetró como una cuchillada en el oído.
Nico volteó la mirada y al descubrir quién lo miraba lanzó un grito de terror y empezó a llorar. No tuve más remedio que alejarme lo más posible de ahí. La sorpresa, definitivamente, no había salido como esperaba.

La víctima
Estaba cumpliendo cinco años. Mis papis me organizaron una fiesta con mis amiguitos del jardín. Estaba pasándola muy bien. Jugamos a las escondidillas, a la lleva, a la pelota, hicimos carreras con costales, usamos todos mis juguetes, incluso los nuevos, rompimos la piñata y mi mami nos enseñó a hacer títeres con bolsas de papel y un montón de cosas más.
En un momento mi mami me llamó. Me dijo que era hora de cantarme el feliz cumpleaños. Me alzó y nos fuimos cerca del pastel. Después de cantar empezaron a felicitarme. De pronto escuché un ruido que me dejó sordo. Es el ruido más tenebroso que haya escuchado en mi vida. Venía de la espalda de mi mami y gritaba: “¿Dónde está el cumpleañero?” Me di vuelta para saber quién o qué había venido por mí. Busqué por encima del hombro y me encontré con una cara espantosa. Estaba toda pintada, tenía una sonrisa tenebrosa y no dejaba de mirarme.
No tuve más opción que gritar por ayuda.

El acusado
Carlos Casas … 32 años … Soltero … 72.115.228 de Bogotá … Payaso, me dicen Chispita …
No se qué salió mal. La señora Ana llamó en esos días a la oficina. Buscaba un payaso que le animara la fiesta a su hijo. Me dijo que cuando acabaran de cantar saliera e hiciera mi show. Llegué antes de lo pactado para alcanzar a cambiarme y a pintarme la cara. Estaba esperando en la cocina. Cuando ella entró por el pastel me preparé. Esperé atento al momento en que se acababa la canción. Apenas sucedió salí. Me preparé y con mi mejor voz de payaso dije: “¿Dónde está el cumpleañero?” Fue una entrada gloriosa, fui corriendo a buscar a Nico que estaba en brazos de la señora Ana. Me acerqué y el niño me miró con espanto e inmediatamente empezó a llorar y a gritar como loco.
No hice nada extraño. He animado fiestas por años y nunca me había pasado. No entiendo por qué se asustó. Lo tenía todo: la voz chillona, la cara pintarrajeada, la sonrisa exagerada, la actitud de felicidad extrema y el trajecito colorido. ¿Me puede decir usted qué hice mal?

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