martes, 1 de febrero de 2011

SERENATA Nº 1


Hoy está vestido para la guerra. Su arma no hace daño, ya no funciona, pero la porta orgulloso. Su cuerpo revela las huellas de los lugares que ha visitado. Su uniforme es impecablemente rojo. Los botones dorados brillan con luz propia. Usa los guantes blancos porque está de guardia y el sombrero negro porque hoy en Londres hace frío. Sus zapatos están recién lustrados y los levanta con cuidado para no ensuciarlos. Una vara se le clava en las costillas. Marcha con fusil y bayoneta al hombro y se mueve con pasos coordinados. A veces se para, apaga motores y empieza de nuevo con más fuerza que antes. Se pintó la cara para que no lo reconozcan; arriba dorado y abajo negro. Un par de estrellas oscuras le enmarcan los ojos. Del lugar donde deberían estar las orejas salen dos cordones que le permiten desprenderse de esa nueva cara. Se ríe porque sabe que hoy no lucha, que ya no lucha más. Pasa los días vigilando desde lo más alto. No se detiene aunque llegue a la orilla. De vez en cuando le gusta lanzarse en caída libre. Porque allá abajo se encuentra la princesa que alguna vez lo rescató y que lo llama todas las noches desde su cajita musical.